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ondina2009

LA INFIDELIDAD: Orígenes, causas y soluciones

El tema de la infidelidad es muy complejo y es algo que muchos no lo quieren topar, otros prefieren obviar y otros tantos más lo prefieren torear. Pero este es un hecho de la cotidianidad humana occidental que se necesita comprender y enfrentar.

A más de ser un tema totalmente cultural y con influencia religiosa, es algo que afecta a millones de personas diariamente. Les voy a presentar un enfoque sobre el tema y cómo manejarlo que espero alivie las relaciones y las encause beneficiosamente para las partes.


Para empezar es importante reconocer que la naturaleza del ser humano no es monogamia, al menos en este punto de su proceso evolutivo/involutivo. Esto NO es una excusa para aventurarse en relaciones infieles. Es un hecho que nos ayuda a comprender lo mal manejadas que están las orientaciones modernas de la pareja. La monogamia es un compromiso adquirido conscientemente y por propia voluntad y se define como:


1 Estado de la persona o animal monógamos: en las sociedades occidentales la monogamia es el tipo de unión conyugal más habitual.


2 Régimen familiar que prohíbe tener más de una esposa al mismo tiempo. Pero parece que esto es, hoy en día, un ideal soñado por los humanos que no se ven en capacidad de poder sostenerlo. La infidelidad, por su parte, no es ni buena, ni mala cuando se la comprende como un fenómeno cultural pues estoy segura que ese no es un tema de pre-ocupación para las sociedades en la que los hombres pueden tener más de una esposa. Claro, que en el mundo de igualdades de este nuevo siglo, en aquellas sociedades debería pensarse no sólo en las esposas de un hombre sino en los esposos de una mujer, pero esa no es nuestra realidad y, por ende, nos concentraremos en este tema como es en este lado del planeta.


¿Por qué la gente escoge ser infiel? De hecho hay muchos motivos. Uno de esos puede señalar que algo no está bien en la relación de pareja. También tiene que ver la falta de creatividad en las relaciones y como lo comentó Fernando Larrea, un psicólogo con quien analizo frecuentemente muchos casos:

“Por un lado, porque la gente se cansa de la rutina y, por otro, porque la tentación de obtener placeres nuevos haciendo algo que rompe un pacto, pero sin que se sepa, trae su propio placer”. Considero que el problema fundamental radica en la falta de conciencia que cada uno tiene de sí mismo y frente a las relaciones que escoge tener. Ahora, casi nadie nace sabiendo, como se dice, y esto implica que crecer en edad debería ser sinónimo de crecer en conciencia y madurez pero, a menudo, no es así. La gente va creciendo y va teniendo experiencias a las que no se les extrae su enseñanza y, como resultado, se queda estancada en la comodidad de la superficialidad de la vida. Es la misma comodidad que nos lleva a comportarnos como víctimas y que nos impide responsabilizarnos de nuestra propia vida. Pero, lo cómodo y fácil no implica que sea la mejor opción. Más bien, este tipo de camino, a menudo, es el camino hacia la hoguera.


Si una pareja escoge tener una relación en la que la “infidelidad” es parte de su agenda, y lo es conscientemente para los dos, ¿podemos hablar de infidelidad? Esto nos lleva a muchas otras preguntas como: ¿Qué tiene que ver la sexualidad con el amor? ¿Qué es el amor? ¿El amor es garantía de fidelidad? ¿La fidelidad es un valor o un esfuerzo consciente? Este es un tema que ha sido parte de la historia humana de siempre y que, en estos tiempos, se la experimenta con más intensidad por los dos sexos. Hay muchos “valores” tradicionales y se podría decir que hasta bíblicos, que se han ido perdiendo. Consideremos algunos de los mandamientos cristianos:


- no cometerás actos impuros
- no dirás falso testimonio ni mentirás
- no consentirás pensamientos ni deseos impuros
- no codiciarás bienes ajenos


Estas son imposiciones bastante claras que parecerían casi imposibles de cumplir. No sólo porque todo esto está prohibido, y no hay nada que guste más, al ser humano, que el sabor de lo prohibido. A la mayoría de personas no nos gusta que nos estén diciendo qué podemos y no hacer. Este aspecto es parte de la psicología humana contemporánea e histórica. Eso puede ser porque el ser humano viene a buscar su camino que es, al mismo tiempo, diferente e igual que el de los demás, pero en tal caso, todo el tiempo, desde pequeño está en esta lucha por ser lo que es. Estos principios impartidos por la religión más predominante, en nuestro medio, son más débiles que las necesidades biológicas y los impulsos sexuales humanos.

 Quizás sea la hora de reevaluar la forma de expresar estas intenciones y la forma de transmitirlas. Aunque más importante sería analizar el motivo para que estos “valores” tengan tan poca importancia en estos tiempos. A diario somos bombardeados por actos impuros como robos, asaltos, matanzas. Vemos igualmente, a diario, como nos mienten los líderes, los vecinos, los amigos, los hijos, las parejas. Con semejante bombardeo de cosas impuras, ¿cómo no vamos a tener pensamientos impuros? Y, con una sociedad consumista, ¿cómo no vamos a codiciar bienes ajenos, sobre todo si no los tenemos, sea esto una pareja, un bien inmueble, o un chupete? La involución del ser humano nos está dejando totalmente vacíos en nuestra auto-destrucción. Lo más interesante es que los motivos por los que duele tanto la infidelidad son justamente aquellos que están detrás de los valores que estamos perdiendo: honestidad y sinceridad versus mentira; fidelidad y transparencia versus traición; amor verdadero versus pasión física o codicia sexual.

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